Erase una vez…
Un grupo de personas con múltiples habilidades y horizontes, de aquí y de otros lugares; estudiantes de bellas artes, ciencias, letras, economía e informática, que se convirtieron mas tarde en nacionales, migrantes, funcionarios… pero sobre todo voluntarios, que querían reinventar su acción en torno a la cooperación al desarrollo y fomentar nuevas oportunidades para intercambiar. Para ir más allá de visiones subsidiarias y jergas de todo tipo, se unieron para escribir una nueva historia basada en la responsabilidad individual y la acción colectiva sin olvidar agregar un toque de optimismo…
¡Aqui vamos!
Todo comenzó con una fortuita cadena de solidaridad. En 2006, una población desplazada por las lluvias en una estrecha franja de desierto en el norte de Perú, incentiva la concepción de un primer proyecto a través del cual se trabaja el arte como vector para la integración y la conciencia, la participación de educadores y artistas locales. Gracias al apoyo del Fondo Cultural de Berna, se forma el primer enlace y se oraniza el primer taller creativo sobre “los derechos del niño”. Pero esto no fue sino tan solo el comienzo, otros proyectos le seguirán…
Desde la construcción de cocinas solares en barrios marginales hasta la participación social de estudiantes, artistas e instituciones, se necesitó muy poco para llegar al resultado final: ¿pobreza? ¿vulnerabilidad? ¿exclusión? Todos estamos preocupados, todos queremos remediarlo y todos podemos actuar. Solo tiene que encontrar un punto de convergencia y actuar en consecuencia …
El nacimiento de Ecohumanita
Para responder a las numerosas solicitudes y dar un marco a nuestra acción, el colectivo pasa a la redacción de los estatutos y se convierte el 6 de noviembre de 2015 en una asociación regida de conformidad con los artículos 60 y siguientes del Código Civil suizo.
En 2016, en respuesta a una llamada de una comunidad campesina aislada por las lluvias torrenciales debido al fenómeno de El Niño, la red de miembros de Ecohumanita se movilizó para ayudar a los niños y las madres en la aldea. Viaje plagado de dificultades climáticas, mecánicas y políticas, pero en el camino de regreso, las imágenes pasan, surgen las preguntas: difícil no regresar, difícil de olvidar … y nos quedamos. Con el apoyo asociativo de los habitantes de Ginebra y Berna, acompañamos y apoyamos a mujeres, adolescentes y minorías en su esfuerzo de inclusión y organización social.
Y la historia continua
Hoy el trabajo no escasea, y debemos continuar cuestionándonos y reinventar nuestras intervenciones… aquí y en otros lugares. ¡Actúa!
¿Y GINEBRA en todo esto? Una ciudad unida y multicultural, Ginebra, donde vivimos, ofrece a través de su diversidad y sus compromisos, múltiples oportunidades de interacción, sinergias y promoción. Sede de las Naciones Unidas y el Consejo de Derechos Humanos, los problemas locales de inclusión, integración y participación también están en el centro de las preocupaciones de sus habitantes. Facilitemos el intercambio, compartamos nuestras experiencias … todos seremos ganadores.